El Evangelio de Lucas según la Biblia Queer - Entrega 2-

EVANGELIO DE LUCAS / Robert E. Goss, en The Queer Bible Commentary. Traducción: M.C.R.P.

JESÚS Y EL REINO “QUEER” DE DIOS


Jesús predicó el “reino de Dios”, un símbolo rico, polivalente de la teología bíblica y apocalíptica judía. La noción de Jesús acerca del reino de dios es un símbolo “queer”, que vuelve cabeza abajo y del revés algunas tradiciones teológicas judías conservadoras, para transformarlas en más universales e inclusivas. Cuando Jesús predicaba el reino de Dios, no lo hacía sobre una realidad trascendente, de otro mundo. El reino de dios es inmanente, presente y “queer”, en nuestro medio. Desafía a las lealtades étnicas y políticas; su mensaje se comprendería como desafiando a los intereses políticos de varias fracciones judías y últimamente del imperio Romano.

Jesús es un “rompedor” de límites, transgrede los códigos de pureza de los fundamentalistas y desafía a la hegemonía proto-heterosexual. Usa comparaciones provocadoras, parábolas y actos simbólicos, para desafiar a las normatividades religiosas. Michael Warner define lo “queer” como un paradigma transgresor, que representa “una más profunda resistencia a los regímenes de lo normal. (Warner 1993: xxvi) No se cuestiona que desde el nacimiento de Jesús a su resurrección, hay una dinámica “queer” en la narración de Lucas sobre la actividad de Dios y de Jesús. Para Jesús, el reino de Dios está fuera de lugar; es socialmente provocador, políticamente explosivo, y profundamente “queer”. Desafía a muchas formas de restricción cultural, a normatividades culturales hegemónicas y patriarcales. En Lucas 17.21, Jesús proclama que el reino de Dios está “entre ustedes”. Jesús predica la buena nueva de que Dios es activamente presente, cambiando las vidas, creando totalidad humana, y transformando al mundo. El reino de Dios no puede ser limitado al lenguaje metafórico de Jesús en sus parábolas y proverbios. Está tan activo en sus acciones parabólicas, curaciones y exorcismos, participación en la mesa, inclusividad y acción de parar el templo en Jerusalén. Lucas pinta a Jesús como un profeta “queer”, que realiza acciones dramáticas con un tono “queer”. El reino de Dios tomará forma en un liderazgo servidor, pobreza voluntaria y cuidado por los excluidos, hospitalidad y acciones compasivas. Dios creará un espacio “queer”; la transgresión de las normas de género, creando nuevas familias, y volviendo de cabeza el mundo simbólico de muchas fracciones religiosas judías.

DISCIPULADO: LIDERAZGO Y SERVICIO

Jesús llamó a hombres y mujeres a un discipulado de iguales, y en su cultura patriarcal del mundo romano, Lucas ciertamente rebaja la libertad original de las mujeres como discípulas. Jesús llamó a los discípulos a un igualitarismo compartido, pobreza voluntaria, liderazgo de servicio e inclusividad. Había una sola norma para el discipulado en el reino de Dios. Al discípulo que quería enterrar a su padre, le dijo: “Dejemos que los muertos entierren a sus muertos” (9.60) El reino de Dios toma precedencia sobre la obligación de enterrar a nuestro padre. Esto impacta a su audiencia como la urgencia de ser discípulo para el reino de Dios, porque este no puede esperar ni siquiera 24 horas.

Jesús modela el reino de Dios como una persona que sirve en la mesa. Define al más grande, no como el que se sienta a la mesa, sino el que sirve humildemente. Invita a la imitación de su propio servicio a la mesa (22.27) Llama a los discípulos varones a cruzar papeles de género y papeles económicos; deben actuar como mujeres y como esclavos, dejando su papel de machos dominantes. Alerta a sus discípulos sobre la ambición, que imita el liderazgo patriarcal de los gentiles (22.24-5) La humildad (14.7-11) y el servicio son las herramientas de su crítica a las relaciones políticas y económicas según el modelo de dominación romana y sus amigos los líderes judíos. Los buenos discípulos son líderes que utilizan su poder y sus recursos económicos en servicio de aquellos sin poder ni riqueza. La verdadera grandeza como líderes servidores viene del reconocimiento acerca del valor de los pequeños (9.47-8) También surge de la práctica de la pobreza voluntaria, del dar sin esperar retribución, de la hospitalidad y la compasión.

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